ojos cerrados, sentí el frío recorrer
desde mis manos a mi cabeza
y en medio de la sala oscura
vi los miles de kilómetros que nos separan
y vi que jamás estarás aquí
aunque viajes
y vi lo gastada y usada que está
mi mejorada faz.
Una ilusión que me sabía
a tu tristeza y a la mía juntas
a un helado embarrado en tu teléfono
a el piercing en tu labio
a una foto en mi monitor.
Rondas... merodeas...
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