Sunday, May 24, 2009

Autobús

Quisiera besarte.
Quisiera poder darte un beso, aquí y ahora.
Sin tener que mirar al frente, atrás, a ellos.
Sin tener que buscar una mirada inquisidora.
Dejándonos ir.

Dejando ser lo que soy cuando estoy contigo.
Siendo tú, a mi lado, el ambos.

Sí, besarte.
Sin ser aplastados por la piedra de la moral pagana.
Sin arrastrar el grillete en que se convirtió el azul de la manilla de la sala de maternidad.

Quisiera tomarte de la mano y sentir como descansas tu cabeza sobre mi pecho, sin sentir el cincel de la letra escarlata en la frente.

Quisiera gritar tu nombre, con tu aliento aún en los labios.

Quisiera...

Saturday, April 11, 2009

Lectura entre Líneas

"Dame otra vez, Díos Mío, la tristeza,
y la ausencia, y el río que la atraviesa,
ya que esta tarde trémula me diste."
Soneto atravesado por un río, Eduardo Carranza.

Quisiera verte. En la desnudez de tu vulnerabilidad, de tu dolor.
Quiero ver tu cofre, y abrirlo sin permiso. Y al final, destruirte. Únicamente para reconstruirte.
Quiero verte llorar, para poder limpiar tus lágrimas.
Quiero sumergirte en aquel remolino turbio del que vienes, pero al que le temes tanto. Porque te saca sentimientos rojos y te marca la piel. Ardor.
Quiero verte sufrir, para estar ahí y consolarte.

Pero quiero que hagas conciencia de todo ello, sólo para que sepas cuánto te quiero. Y así digas las palabras que yo no puedo decir...

Con todo lo que digo, y con todo lo que dejo de decir... te estoy enviando invitaciones para que dudes también... del mundo y sus promesas, hechas de papel reciclado que huele a payaso de comidas rápidas...

Pero lee entre las líneas de tus tristezas y las mías... lo mucho que quiero para vos... lo mucho que te quiero... lo mucho que te quiero decir que...
(Espacio para que digas lo que yo no puedo decir)

Friday, March 27, 2009

Coartada (mejor si es púrpura)


"Estoy tan enajenado,
¡ay de mí!,
que aún teniéndote presente
siento nostalgia de ti."
Arieta,
Eduardo Carranza.

Son mis ojos los que tiene aquél, del otro lado.
Tiene el mismo tono en el cabello, aunque el corte se aleja bastante de lo que pudiese agradarme.
Su barba, despoblada a los lados, irritante a la hora de probar algo nuevo.

Hasta allí, y a grossísimo modo... sería yo.
Pero sólo hasta allí.

Después del cuello, entran en el encuadre miles de líneas que raudas se entrelazan y van tejiendo la crisálida negra a la que yo mismo até los brazos; la obscuridad y lo púrpura de las melancolías recogidas... asfixian.

Necesito abandonar este sitio, antes de que llueva el odio... como llovizna breve, pero calcinante. Pero mis pupilas se estacionan algo inciertas sobre otros cuerpos; otros que se asemejan a mi falsa risa, pero que me entregarían a la laxitud efímera del adicto una vez sucumbe ante su deseo cada vez más... púrpura. Pero algo de lucidez recorre como escalofrío el lugar y susurra al vacío: "De verdad, quieres ser como ellos?... ¿De verdad?".

A lo lejos, J.Cash cuenta, con las tristezas que encanecieron su cabeza, que sabe que me decepcionó, y que mucho daño se hizo.
Y como nunca antes, quisiera llenar mi corazón de humo y reír de cualquier cosa, a toda hora. Y escriturarle mis miles de luceros y estrellas a aquella máquina del gimnasio que conocí. O a la tarjeta de crédito del banco donde una señorita de labios rojos y alma gris me dio a entender que la felicidad se puede diferir a 12 cuotas. Ustedes saben... el 4 por mil.

No, no soy yo. Ése, no quiero ser yo.

Y apenas lo digo, golpes, insultos, vejaciones. El agresor: Él, el que me mira desde el otro lado. Y es ahora cuando entiendo que el daño que me hice, que me hago. Quisiera amar el cuerpo del que se encuentra en la orilla del río púrpura que he llovido estos años, desde mis párpados.

Necesito una coartada de este mismo color, para huir con ese cuerpo y amarle. Como siempre ha debido ser.
Te lo juro, que cuando regresemos hecho uno solo, te querré mucho mejor.

Wednesday, January 21, 2009

Sueño Febril

"(...) y veo en lontananza cuánto poseo, y no tardaré
en ser nuevamente dueño de todo lo que huyó de mí."
Fausto, Dedicatoria.

El cálido toque del aire me hizo sentir conciente del lugar en el que me hallaba. En el suelo, las sombras de las hojas de los imponentes árboles danzaban al vaivén de la suave brisa que soplaba. Había un olor familiar... Tal vez a lirios... Nunca lo sabré. Pero se colaba bajo la camiseta ligera que sé que llevaba y me hacía sentir... En abrazo fraterno. No supe de qué clase de árbol era la rama que me impedía ver su rostro. Estaba al borde de la pequeña colina y aunque era un día bastante soleado, con cielo sin mancha, todo estaba envuelto entre nubes... Caminaba como entre copos de algodón.

Quería llamarle, quería gritarle y pedirle que dejara de avanzar, que esperara por mí. Pero mi boca, sellada ya, no podía musitar palabra alguna. De pronto, y como si me hubiese escuchado gritar al silencio, su espigada figura se detuvo. No volteó, pero sus pies ya no se movían; eso era suficiente para mí. Le necesitaba, me urgía estar a su lado.

Busqué afanosamente la manera de llegar allí, a pisar sus huellas, a oler su halo al pasar... Atravesar esa pequeña corriente de agua clara (que por alguna razón a veces centelleaba tonos carmesí) y llegar a su cercanía. Pero no lo conseguí. No pude encontrar la manera de llegar hasta él. Pero él, en la lógica onírica que todo lo puede, entendió mi situación. Así que giró hacia mí y sonrió. Lo hizo sosegadamente y con labios puros, inundándome de una paz absoluta. Lentamente se sentó sobre la piedra más grande en la ribera y, con ojos esperantes, levantó su mano y la agitó.

Pude ver su rostro. La barba brillaba con destellos rojizos. Ya le había crecido el cabello. Pero era yo. Era yo, quien me esperaba del otro lado. Era yo, quien amorosamente se había sentado sobre la piedra para el deseado reencuentro. Sonreía más... Se veía ligero, pero más fuerte. Y la tristeza se había disipado de su rostro. Pero era yo.

(...)

Cuando desperté, la fiebre ya había abandonado mi cuerpo. Mas supe que no había prisa. Yo, del otro lado, me espero. Ahora, debo encontrar la manera de volver a mí.

Allá, me espero. Volver a mí.


Foto de Carter Smith.

Wednesday, January 07, 2009

Nadaísmo

A veces me siento como la pieza sobrante después de que has tomado un reloj, lo has desabaratado por completo y, parte por parte y de la manera más minuciosa, lo has vuelto a armar. Soy el tornillo, la tuerca, el resorte por el que te preguntas, mientras curioso observas el lento trasegar de las manecillas.

El reloj funciona, pero...