Saturday, September 23, 2006

Cielo Rojo


Cuando yazca la tarde sobre tus recuerdos
Y la brisa te susurre viejos dolores
Cuando mis pupilas que aún no te encuentran
Y las hojas que lloran buscándote
El cielo rojo

El sauce llorón ya no llora
Pero sé que te acaricia y consuela
Como lo hace conmigo
Bajo este cielo rojo

Cuando mires este cielo rojo
Ya no estarás sol@
Porque a través del viento
Te contaré las miles de historias que he inventado para ti
Bajo este cielo rojo
Ríe mi precios@, ríe
Porque te miro a través de las formas de las nubes

Bajo este cielo rojo
Te amo aunque jamás haya visto tu faz
Te espero, te vivo
Iluminada noche advenediza
No estoy solo
Si confío que bajo este cielo tú me esperas también
Batallas tus guerras y vences
Para algún día llegar a verdadero día

Yo, mi precios@
Lucho por verte y amarte
Por entregarte mis soles
Mis estrellas, mis luceros de medianoche
Cuando todo esté listo

No te rindas mi pequeñ@
Porque algún día
Bajo este cielo rojo
Nuestros ojos de Perro Azul se encontrarán
Y el sauce nos mecerá
Bajo este cielo rojo
Bajo este cielo rojo

Monday, September 18, 2006

La alegría de la juventud


En mi ventana veo brillar
las estrellas muy cerca de mí
cierro los ojos, quiero soñar
con un dulce porvenir

Quiero vivir y disfrutar
LA ALEGRÍA DE LA JUVENTUD
cada noche para mí
mil estrellas que den luz

Gira gira, carrusel
tus ruedas de cristal
recorriendo mil caminos
tu destino
encontrarás...

Pd1: Versión en español del Ending de la serie para televisión del manga Candy Candy.
Pd2: Dedicada a Nicochan.

Saturday, September 16, 2006

Deja de mirar tu cuerpo con los ojos del mundo, por favor... deja de hacerte daño...


Los vientos y las pesadas piernas le han traído hasta las laderas nuevamente. Los ojos, impunes de tierra y lágrimas secas por el viento y los mismos dedos que abrazan el peso, se ciñen contra la yerma superficie. Se ama a la superficie, aquélla que tanto ha soportado. Abrazado a ella, quiere descansar. Duele, de nuevo. El efímero gozo terminó, señal que algo no andaba bien. La roca nada tiene que ver. Es su corazón, el que aún inmaduro está.

Se mira en el estanque. Lo que sus dioses han escrito y lo que los artistas han plasmado está muy lejos de ser lo que el ve en su reflejo. Con rabia y dolor, bate las aguas con sus manos. Levanta la mirada. Ahora la piedra es un espejo. Se mira nuevamente. Quiso irse a pique contra el espejo. Corrió hacia él, las mejillas húmedas de negro… lamentaba su instrumento, recriminaba los defectos de la obra, se sentía menos, se sentía olvidado… esto sólo le recordaba aún más su soledad…

Y cuando estuvo a punto de golpear, se detuvo. Porque se encontró la belleza en el reflejo de sus ojos. Vio que sus manos, que sus brazos, lejos de los cánones de Fidias y los clásicos, que su rostro, sucio y enjugado, no debía ser mirado y admirado, amado por los que tuviesen patrones en las retinas. Que su cuerpo era sólo un instrumento, instrumento del amor. Y sólo debía ser mirado por ojos que estuviesen anegados de Él.
Y sólo el que le entregaría su otra mitad, sólo ese anhelado ser sabría cómo hacerlo.

Cuando estuvo a punto, descubrió maravillas en su cuerpo.
Se llevó las manos al rostro y luego las elevó. Las últimas gotas cayeron. Asió de nuevo la piedra y volvió a intentarlo. Tiene miedo de que vuelvan días como éste.

Lo intentará. Una vez más, como antes, como siempre.